Fotóvoros  

Anotado por ℝFD GAZ in , ,


-Hoy haremos historia - dijo el director jefe - hoy es el día en que nos independizamos de la madre naturaleza. El ser humano deambulará entre las estrellas y nunca más a oscuras.
Un aplauso se extendió por la sala y retumbó en las enormes cristaleras de la nave.
Tras el empequeñecido director, se distinguía el curvo horizonte del planeta madre, y una negra sombra que lo orbitaba, solidario en órbita, silencioso, expectante.
-Hoy, y tras siglos de investigación, hemos conseguido desarrollar la energía definitiva, la energía que dio vida a nuestro planeta, y por ende, la energía más limpia del universo, y lo mejor de todo ... ¡Inagotable!
Una ovación, acompañada de un estruendoso aplauso se alzó una vez más, muchos espectadores se levantaron de sus asientos y siguieron aplaudiendo enérgicamente.
Mientras tanto, tras las cristaleras, todo silencio, todo danza cósmica. El sol no era visible, pero su luz se refractaba a través de la fina capa azul de la atmósfera. dibujando un gigantesco arco de neón.
-Hoy pondremos en funcionamiento el ingenio con el que nuestra especie lleva soñando desde tiempos inmemoriales. Llamémosle el motor de nuestro progreso, el siguiente paso, la catapulta estelar. Señoras y señores, les presento a... ¡La fusión nuclear!
El director hizo una pequeña seña con la mano, a pesar de saber que los técnicos sabían exactamente la parte del discurso en la cual debían iniciar la secuencia.
Y así lo hicieron, las luces se apagaron, sumiendo la sala en una semioscuridad sólo rota por el fulgor azul del lejano horizonte terrestre. El director se giró, dándole la espalda al público, encontrándose de frente con la sombra. Que se encontraba en el centro de campo de visión, plena, negra, inactiva.
Pero eso duró poco una vez terminado el discurso. La sombra pronto empezó a presentar patrones, luces blancas, rojas, amarillas. La recorrían en línea, siguiendo espirales, siguiendo patrones aleatorios. La sombra era una esfera negra surcada de fuegos fatuos. Restallaba, los fotones viajaron a través del vacío hasta los ojos de los espectadores. Ya no era una sombra, estaba iniciándose su secuencia, estaba encendiéndose.
Entonces sucedió.
Un destello la convirtió en un objeto muy molesto de enfocar, era blanco, puro, primordial. Pronto, las retinas se acostumbraron al resplandor y pudieron distinguir de lo que se trataba.
Tenían un segundo Sol. Una estrella construida por el hombre, la fuente de energía que el ser humano siempre había deseado. Como burlándose de aquellos ilustrados de tiempos remotos que muy acertadamente afirmaban que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y no al revés.
Era un espectáculo hermoso, la estrella estaba ahí sobre el planeta, aparentemente inofensiva, inocua, blanca y estática.
El público tardó en reaccionar, y el aplauso esta vez fue diferente, comenzó poco a poco, pausadamente, mientras miles de ojos protegidos por vidrios negros observaban pasmados el luminoso espectáculo.
El director se giró y se quitó sus gafas polarizadas, se acercó a su púlpito. A contraluz parecía una silueta anormalmente delgada.
-Y ¿qué queda ya por hacer? ¿qué ocurre después? ¡nada! Tenemos las llaves del universo, de nuestra supervivencia. Ésta es la llave de nuestra herencia universal.
La parte de la Tierra que podía verse a través de las cristaleras estaba completamente iluminada, y podían verse, incluso desde el espacio, campos gigantescos de paneles fotovoltaicos. Bebiendo energía, alimentándose de la luz.

This entry was posted on junio 12, 2010 at 18:15 and is filed under , , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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