El 15 de octubre de 1997.
Despega del Tercer Planeta una nave sin pilotos ni tripulación cuyo objetivo es uno de los planetas más grandes del Sistema Solar, Saturno.
Se llama Cassini-Huygens y tiene varias misiones en su agenda, como desvelar la estructura tridimensional de los anillos de Saturno, el comportamiento dinámico de su atmósfera, desentrañar el enigma de la extraña mancha de Japeto, y por último, hacer descender un pequeño módulo (el Huygens) hacia la infernal luna Titán.

Sin embargo, por el camino (que fue bastante largo) hizo una larga tanda de descubrimientos:

- Al pasar por Júpiter tomo imágenes que aportaron información valiosísima sobre su dinámica atmosférica y las ondas que se propagan por la misma.

- Confirmó la validez total de la Teoría de la Relatividad General: Midiendo el cambio de frecuencia de las ondas de radio transmitidas por la Cassini cuando pasan cerca del Sol y el grado de deformación de la onda por la gravedad del mismo.

- Ya en Saturno, descubrió dos nuevas lunas, Metone y Palene.

Pero lo más interesante fue que, una vez más, un artefacto de manufactura humana se posó sobre un mundo distinto. La sonda Huygens descendió a Titán y, aparte de tomar todo tipo de medidas y de encontrar supuestas evidencias de un océano, tomó fotografías de sus superficie y grabó escalofriantes sonidos en su descenso.