Y el problema realmente es Mercurio. Jacques Laskar, del observatorio de París y Konstantin Batygin junto con Gregory Laughlin, de la Universidad de California, han llegado a la conclusión de que el Sistema Solar no es tan estable como pensamos.

La gravedad de Júpiter podría perturbar la órbita de Mercurio tanto que la misma se solapase con la órbita de Venus, y este hecho podría desencadenar la catástrofe en nuestro sistema. Esto podría desencadenar horribles eventos en cualquiera de los casos, ya sea que colisione con Venus, con el Sol, que escape del Sistema Solar o, la peor de todas, que choque contra nosotros. Las consecuencias del último están bastante claras.

Y realmente todo esto no debería sorprendernos, pues realmente el Sistema Solar contaba con miles de cuerpos, en un principio, los cuales, a base de choques entre los mismos, tendiendo hacia el equilibrio, constituyeron el actual. ¿Quién nos ha dicho a nosotros que el proceso ha terminado?